Desde pequeño, al enseñarme la libertad como un valor siempre se le acompañaba la clásica frase que dice `` tu libertad acaba donde empieza la de los demás´´ y yo como niño que era le daba la vuelta para hacer que el mundo girara en torno a mí y decía `` mi libertad empieza donde acaba la tuya´´ … Pero aquello me planteaba lagunillas legales… Por ejemplo, va contra mi libertad para hacer cualquier cosa que mis padres se divorcien… pierdo la libertad para tener una familia unida. Si se divorcian no soy libre para tener una familia unida. Se me niega esa posibilidad. Ellos no son libres de divorciarse puesto que esa libertad se mete dentro de la mía… sin embargo yo tampoco podría elegir libremente que mis padres no se divorciasen puesto que eso se metería contra su libertad para divorciarse… Todo un dilema que un niño de ocho años no podía resolver. Mis padres se divorciaron contra mi voluntad porque yo no era libre de decidir sobre la voluntad de otros. Comprendí con los años que la libertad del individuo no acaba donde empieza la de los demás, sino que la libertad del individuo acaba justo donde acaban sus límites morales. Por ejemplo, yo no soy libre de matar al gato de mi vecina puesto que eso va contra mis convicciones morales, sin embargo otra persona si sería libre de hacerlo si eso no va contra sus convicciones morales (aunque vaya contra la ley). Libertad y justicia (como concepto de conjunto de leyes sociales) son cosas totalmente independientes, aunque se intente que la justicia trate de definir los límites de la libertad individual. En cualquier caso hay algo que siempre nos establece unos límites en nuestra libertad. ¿El que? Las leyes de la humánica. Una persona es libre de hacer lo que quiera siempre y cuando sea una opción posible y además cumpla las leyes de la humánica. Yo no considero que tenga la libertad matar a alguien, salvo que eso me proporcione supervivencia (mía y de los míos) o comodidad. ¿Está bien matar por conseguir una comodidad? Eso no tiene nada que ver con la libertad sino con la moralidad, la justicia y nuestro autoconcepto del bien y el mal. En cualquier caso sigo defendiendo la libertad como sensación y no como capacidad de elección. Por supuesto nada de esto niega ni contradice la idea de que todos nacemos libres y que mantenemos de manera inalienable a luchar como nos sea posible por el derecho a sentirnos dueños de nosotros mismos y del rumbo de nuestras vidas.No a la esclavitud directa o indirecta… Incluso, aunque suponga todo un desafío para las leyes de la humánica, defenderé siempre el derecho del individuo a elegir libremente si quiere vivir o morir. Yo soy libre porque me siento libre y vosotros sois libres de serlo tambien
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